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El estilo de vida está sufriendo grandes transformaciones. Una de ellas es que la vida se entiende como un proceso cambiante y, mientras tanto la vivienda, que permanecía inmutable en el tiempo, ahora acompaña a los habitantes en este proceso. Es por ello que la flexibilidad será una cualidad del espacio que evolucionará en los próximos años en muchas direcciones a la vez: desde los sistemas constructivos, pasando por los modelos de propiedad de la vivienda, o la funcionalidad y componibilidad del mobiliario.
La escasez de espacio disponible en las grandes ciudades y el problema de acceso a la vivienda, configuran un futuro donde los modelos de vivienda compartida irán ganando terreno. En palabras de Brad Hargreaves, fundador de la plataforma de coliving Common, «se trata fundamentalmente de resolver un problema de vivienda y, en concreto, de un segmento realmente desatendido del mercado de la vivienda, que son las personas que viven con compañeros de piso».
Lo cierto es que el problema de acceso a la vivienda de calidad, será un factor más que impulsará la aparición de soluciones sencillas e ingeniosas que permitan aprovechar al máximo el espacio. Una investigación del gobierno de Reino Unido ha encontrado que más de 600.000 miembros de Generation Rent se enfrentan a la falta de vivienda después de la jubilación. (Fuente: Rental Housing For An Ageing Population, APPG).
La densidad urbana continuará avanzando a buen ritmo. Para 2030, se prevé que el mundo cuente con 43 megaciudades de más de 10 millones de habitantes, y Delhi se convertirá en la ciudad más poblada del mundo en 2028 (Fuente: 2018 Revision of World Urbanization Prospects, UN).
El futuro de la vivienda pasa por una casa más flexible, capaz de adaptarse de forma rápida e inteligente a los cambios diarios que suceden dentro de la misma. Mobiliario y soluciones constructivas cambiantes y multifunción definirán el diseño de interiores en los próximos años. Esta flexibilidad también se dejará ver en nuevos modelos de propiedad como el co-living, que seguirá creciendo, y fórmulas inmobiliarias que apuestan por la personalización de cada una de las viviendas, adaptándose al gusto y necesidades de cada uno de sus habitantes.
Pero este nuevo paradigma de hogar se enfrenta a los problemas de conciliación de los sistemas ‘open plan’, sobre todo en viviendas con varios habitantes que comparten y compiten por el espacio. A la vez, la salud mental se ha convertido en una cuestión de debate en el hogar con la dificultad para separar vida y trabajo y las consecuencias para el estrés que esto conlleva. La casa en el futuro deberá ser capaz de equilibrar la flexibilidad de cada espacio, con la separación de funciones.
Una nueva ola de mobiliario permitirá codiseñar el producto para que cada usuario pueda adaptarlo a sus necesidades concretas.
Los interioristas lideran un cambio que propone la casa como un sistema de arquitectura interior modular y transformable a lo largo del día. Poco a poco, aparecerán sistemas industrializados que permitan configurar el espacio.
Pero más herramientas que permitan modular el espacio, como separadores flexibles, estanterías a dos caras, mobiliario móvil…
De los productos que han de ser de calidad material y estética para adaptarse a diversas funciones.
En las viviendas con diferentes habitantes, el espacio se convierte en un bien escaso, donde será necesario crear áreas claramente diferenciadas y con distintos criterios acústicos y lumínicos.
Se apostará por soluciones con sistemas de desensamblaje que permitan alargar la vida útil de los productos y su traslado a otras viviendas.