MENÚ
El concepto de vacaciones cambiará para siempre. Las opciones de viaje que permiten desconectar del estrés urbano están cogiendo fuerza y se revitalizan a través de fórmulas que permiten aislarse y permanecer seguros, así como también conectar con la naturaleza, una cuestión vital para el viajero de los próximos años. El hotel se convertirá en un espacio clave para descubrir el entorno natural.
Esta visión del hotel como un espacio de desconexión no es nueva, pero se ha visto propulsada con la crisis sanitaria de los últimos meses. Los hoteles apartados han ganado atractivo, y la conexión con la naturaleza en todas las parcelas de la vida ha despuntado como una necesidad todavía no cubierta. Los alojados en áreas rurales han crecido un 25% en EE.UU, comparado con el mismo periodo del año anterior (Fuente: Airbnb). Además más del 50% de los consumidores de altos ingresos de Gran Bretaña, Alemania, Francia e Italia y 1/3 de los estadounidenses afirma que desea alejarse de las ciudades a zonas menos pobladas como consecuencia de la pandemia (Fuente: UBS). Se trata de modelos con mayor presencia de turismo doméstico, ya que el 25% de los viajeros intentará evitar los vuelos comerciales y el transporte público abarrotados en un mundo poscoronavirus (Fuente: LuggageHero).
Por otro lado, existe una nueva sensibilidad hacia la salud mental que ha generado una mayor conciencia sobre cuestiones como la ansiedad o el estrés climático. También el diseño de interiores se cuestiona en este sentido, explorando a través de disciplinas como la neuroestética, que plantea cómo los espacios afectan a nuestro bienestar. El hotel se ha convertido en una respuesta a estas necesidades generando espacios conectados con la naturaleza y que permiten encontrar la soledad y el aislamiento necesario.
La posibilidad de que en el futuro cercano nos enfrentemos a nuevas crisis sanitarias similares a la presente, como ya adelantó la OMS (Organización Mundial de la Salud), da mayor solidez a los modelos de hoteles aislados, que han sido los mejor parados durante estos meses.
Los hoteles aislados en medios de parajes naturales han sido los que mejor han sobrevivido a la crisis del turismo. A la vez siguen apareciendo nuevos proyectos que aprovechan su ubicación para crear espacios aislados, centrados en la salud holística del viajero. Aparecen retiros naturales pensados para el turista doméstico que habita en grandes urbes.
Las zonas comunes son uno de los puntos críticos, con lo que algunos hoteles ya están ofreciendo habitaciones independientes en puntos cercanos con acceso a todos los servicios que ofrece el hotel, pero evitando pasar por estos espacios compartidos.
Las habitaciones se ubican en espacios aislados, donde el cliente disfruta casi en exclusiva el acceso a la naturaleza.
La oferta de salud se amplía con conceptos como la meditación, la artesanía como forma de combatir el estrés o la recuperación de rituales de salud tradicionales, como los spas de diferente origen.
El huésped requerirá nuevos servicios que le proporcionen independencia durante su estancia: transporte, delivery de comida, procesos automatizados o contactless para el check in o el check out, son solo algunos ejemplos.
Algunos hoteles cercanos a urbes altamente pobladas se postulan como espacios de desconexión ante el estrés urbano. Una forma de acceder a un huésped local y donde la oferta se centra en la oferta de un refugio saludable.