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En los últimos años, una mayor concienciación sobre la salud y el bienestar de los ciudadanos ha puesto en primer plano narrativas antes marginales. La demanda de diseño inclusivo está en auge, y para 2030 se espera que sea la norma. «No se trata de intentar meter a las personas neurodivergentes en un marco neurotípico, sino de crear un espacio para apoyar y celebrar cómo las diferentes perspectivas mejoran la sociedad», dice Helen Ralli, fundadora del Hart Club.
A la hora de proyectar las viviendas del futuro habrá que tener en cuenta principios del diseño inclusivo, que abarcan un enfoque más amplio de la diversidad humana. Tanto la diversidad física y sensorial como la neurodiversidad, están abriendo oportunidades para el desarrollo de espacios y productos más inclusivos, que además deberán centrarse en la eliminación del estigma para obtener un resultado que integre verdaderamente a todo el mundo.
Vivimos en un momento de transformación social, donde diferentes movimientos socioculturales han puesto la diversidad de las personas en el centro del debate. Se trata de una cuestión crítica cuando hablamos de diseño de interiores, porque muchas veces dejamos de lado a grandes grupos poblacionales como, por ejemplo, la tercera edad, la infancia o las personas con diversidad funcional.
Una de estas categorías es la de las personas neurodivergentes: personas cuyo cerebro aprende, funciona o procesa la información de manera diferente a la mayoría, que se calcula que constituyen entre el 15 y el 20 % de la población mundial (fuente: British Medical Bulletin). Según Google Trends, la concienciación sobre este tipo de condición ha aumentado en los últimos años, y el término neurodiversidad ha ganado interés rápidamente desde 2018.
Según el Informe Mundial sobre la Discapacidad, el número de personas con discapacidad está aumentando. Mil millones de personas en todo el mundo viven con algún tipo de discapacidad, lo que supone alrededor del 15 % de la población mundial. Un dato realmente importante, ya que se calcula que las personas con discapacidad y sus familias controlan 8000 millones de dólares de renta disponible en todo el mundo (fuente: Organización Mundial de la Salud). A esto se le suma una población cada vez más envejecida, con lo que ello supone a nivel fisiológico. Las personas mayores se convierten en un grupo cada vez más amplio dentro de la sociedad, por lo que las marcas deberán tener en cuenta sus decisiones y diseñar productos que sean capaces de transformarse y adaptarse a las necesidades concretas de este grupo generacional con el paso del tiempo.
«La vivienda no está preparada para la gran diversidad de personas que existen. A todo eso se suma que las pocas opciones que existen de vivienda comunitaria (para la tercera edad, por ejemplo) son poco accesibles. Si las personas buscan cada vez más ese sentido de comunidad, puede que este sea el momento de explorar formas alternativas de habitar.»
Paula Rosales, More & Co
A largo plazo, va a resultar esencial diseñar productos que puedan ser utilizados por personas de todo el espectro de capacidades cognitivas, sensoriales, físicas y de desarrollo. Los productos que mejoren el movimiento y den sensación de seguridad en interiores serán fundamentales, así como productos que se destaquen por sus colores (para personas daltónicas o con demencia), o sean reconfortantes al tacto (para personas con discapacidades sensoriales).
Diseñar para desestigmatizar requerirá un esfuerzo consciente para identificar y cuestionar los prejuicios y los estereotipos, y también para crear productos y entornos que sean más inclusivos, complacientes y acogedores para todos.
En estas categorías de producto, será importante alejarse de la estética clínica tradicional para que el usuario se sienta más cómodo y a gusto, sin convertir su casa en un hospital.
Se diseñan productos y espacios a partir de formas, colores y texturas que ayudan a disminuir la cantidad de estímulos percibidos por personas con discapacidades sensoriales o neurodivergentes.
Los objetos decorativos también participan de este enfoque inclusivo, por lo que será importante tener en cuenta la gama cromática utilizada, para personas daltónicas o con demencia, y la tactilidad de los objetos, para personas con discapacidades sensoriales.
Soluciones inteligentes como acondicionar las viviendas para facilitar el acceso a sillas de ruedas y andadores serán clave para las personas mayores y con dificultad de movimiento. Los elementos arquitectónicos como rampas o escaleras adaptadas deberán diseñarse de forma que rompan lo menos posible con la estética general de la casa.
Los espacios amplios y de estilo open-plan son importantes a la hora de asegurar la accesibilidad de todo tipo de personas, por lo que será importante generar un espacio que equilibre las zonas abiertas con otras más privadas.