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Los shoppable hotels, establecimientos hoteleros donde se pueden comprar los productos que en él se encuentran, penetraron en el mercado internacional hace algunos años. Este fenómeno ha ido evolucionando hasta convertirse en una
oportunidad comercial de gran interés tanto para los hoteles como para distribuidores y fabricantes de productos. En la actualidad, una nueva generación de cadenas hoteleras y pequeños hoteles boutique están alineando su modelo de valor, basado en conectar con el estilo de vida de sus clientes y huéspedes, para ampliar el universo de la marca. Aparecen negocios de hospitality que comienzan a comercializar sus líneas de producto de hábitat, no solo usando sus propiedades como tiendas, sino incluso creando e-commerce o cadenas de tiendas de retailers.
Pero no hablamos únicamente de una oportunidad para vender muebles o productos de decoración a los huéspedes de un hotel, sino de una nueva forma de generar marca y experiencia en el hotel a través de los cinco sentidos. El sonido, el aroma y la narración de historias a través del diseño de productos se convierten en una parte fundamental de la experiencia alojativa.
En un momento de crecimiento del e-commerce, la tienda especialista tradicional se encuentra en un periodo de redefinición. Según Bill Napier, asesor del comercio minorista del hogar y columnista de Furniture World, «en menos de cinco años, entre el 35% y el 50% de los pequeños y medianos minoristas del hogar estarán fuera del negocio». Esto significa que aparecerán nuevos modelos comerciales que acerquen la tienda física a los consumidores. Sobre todo, en aquellas categorías como el equipamiento de hogar y los materiales de construcción, donde es fundamental el contacto directo. El impacto que ha tenido la crisis sanitaria en el turismo ha hecho que los empresarios hoteleros busquen nuevos modelos de ingresos que diversifiquen la oferta y que, a la vez, sean capaces de atraer a un turista de mayor capacidad adquisitiva. Por otro lado, el diseño se ha convertido en un polo de atracción del turismo. Según la OECD,
«los datos indican que los nuevos modelos de turismo creativo pueden aportar un valor añadido considerable, aumentar la demanda turística y diversificar la oferta». Sin duda, los hoteles como destino turístico se unen a esta nueva estrategia donde el hospitality se alía con marcas, fabricantes y artesanos para generar nuevas estrategias que amplíen los modelos de negocio.
Se ha producido un crecimiento de la demanda de hoteles boutique frente a cadenas hoteleras, con una oferta más individualizada e interiores únicos para cada insignia. Esta aproximación reduce la importancia de cumplir determinadas exigencias de las estrellas hoteleras, para poner mayores esfuerzos en otros tipo de recursos, desde los servicios al diseño de interiores. La propuesta de lifestyle del hotel no tiene porque alinearse con una oferta hotelera al uso, sino que pueda aliarse con diferentes proveedores de servicios en la zona: desde gastronomía a cultura, pasando por la fabricación de mobiliario, amenities o souvenirs. El proyecto de interiorismo del alojamiento se trabaja desde la perspectiva del concepto hotel, que cuenta con unos rasgos de personalidad u oferta que lo hacen único. El diseño de interiores debe ser capaz de alinearse con esa visión tan propia del hotel así como entender a los clientes potenciales.
Se busca generar una conexión emocional a través de los aromas, creando colaboraciones con empresas dedicadas al desarrollo de perfumes para espacios.
En cierto sentido, el aroma permite crear una experiencia única del diseño de interiores, si ambos son coherentes.
Que permitan al hotel convertirse en un editor del producto.
Se convierte en una oportunidad única de colaboración con fabricantes y artesanos
locales para crear interiores únicos y conectados con el territorio. Una forma también de ofrecer a los clientes comprar productos exclusivos de la zona.
Que sea capaz de generar una personalidad del espacio con marca, como para convertirse en una propuesta de lifestyle.